Coral
Maravillosas y portentosas fueron las propiedades atribuidas por los antiguos al coral: lo preservó del diablo y las influencias negativas. Debido a que los corales sicilianos eran rojos y puntiagudos, se pensó que perforaban mejor la influencia negativa, desviándola. En los siglos XVIII y XIX el procesamiento de corales alcanzó cotas muy elevadas, especialmente en Nápoles y Torre del Greco, con la creación de collares, pulseras, pendientes, broches y estatuillas, a lo que se sumó la producción de los conocidos cuernos de la suerte.
El coral se ha utilizado desde la antigüedad para adornos, pero su naturaleza y formación han sido un misterio durante muchos siglos. Los antiguos poetas y naturalistas pensaban que el coral era una planta marina que se endurecía a la luz del sol y tomaba la apariencia de una piedra. En realidad, el coral es una formación caliza, con casi un 90% de carbonato cálcico, producido por organismos marinos, que se desarrolla hasta adquirir la apariencia de arborescello, con un color rojo predominante, pero también rosado o blanco.