la histórica ciudad de origen etrusco perfectamente conservada en una colina pisana, recibe al comienzo del verano con las extensiones doradas de los campos cosechados, el olor del trigo, el canto de grillos y cigarras, y los tonos brillantes de las amapolas. Y son precisamente las amapolas, con sus sensuales tonalidades, las que caracterizan la colección: amapolas de plata bañadas en oro con circonitas, esmaltes y ónix negro en cuellos, pulseras, pendientes y colgantes, ¡para no pasar desapercibidos!